Una aproximación a la dependencia emocional
Existen relaciones que pueden ser tan tóxicas como ingerir
una droga. La necesidad afectiva extrema hacia una persona puede llevar a
elecciones inadecuadas y abusivas caracterizadas por una gran violencia emocional.
Las personas que se involucran en estas relaciones son capaces de hacer
cualquier cosa para evitar que la relación termine a pesar de las consecuencias
negativas en todas las áreas de su vida. Es de gran importancia reconocer y
trabajar sobre este patrón vincular para poder brindar el tratamiento y la
recuperación adecuada.
La dependencia emocional impregna la mayoría de los vínculos
afectivos. Estos vínculos se basan en la proyección del poder personal en un
otro/a. Como el centro de poder está puesto fuera de sí, la consecuencia es:
relaciones tortuosas y vínculos tóxicos. El otro/a actúa de forma similar a la
dosis de la droga que consume el adicto a sustancias. Cuando hablamos de
tratamiento y recuperación adecuada por un lado mencionamos el tratamiento psicoterapéutico,
pero también hay una herramienta muy valiosa que son los grupos terapeuticos.
La presencia de un grupo que escucha y acompaña a quienes
comparten dolores semejantes, donde no se dan consejos ni se hacen
interpretaciones, donde la ayuda que se ofrece es desde la propia experiencia
lograda en la recuperación tiene un invalorable efecto curativo logrando
recomponer áreas de nuestras vidas que
parecían ya perdidas. Y sentir que podemos lograr mitigar de alguna manera el
dolor y sufrimiento que nos aqueja no solo el propio sino el del ser humano con
el cual compartimos esa experiencia, por lo cual nos comprometemos a nivel
personal, grupal, y social creando un compromiso de ser agentes de cambio y
bienestar.
El aporte de los que hacen años que concurren a
los grupos a los demás integrantes, los testimonios donde se pudieron
establecer cambios que sirvieron para mejorar la relación, es un estímulo para
continuar explorando juntos. Se trata de transitar por una senda diferente , se
trata de hacernos responsables de nuestras propias vidas y no proyectar constantemente en los demás lo
errado de nuestras elecciones.