sábado, 15 de octubre de 2011

El valor terapeutico del grupo

Una aproximación a las dependencias afectivas

Existen relaciones que pueden ser tan tóxicas como ingerir una droga. La necesidad afectiva extrema hacia una persona puede llevar a elecciones inadecuadas y abusivas caracterizadas por una gran violencia emocional. Las personas que se involucran en estas relaciones son capaces de hacer cualquier cosa para evitar que la relación termine a pesar de las consecuencias negativas en todas las áreas de su vida. Es de gran importancia reconocer y trabajar sobre este patrón vincular para poder brindar el tratamiento y la recuperación adecuada.
La dependencia emocional impregna la mayoría de los vínculos afectivos. Estos vínculos se basan en la proyección del poder personal en un otro/a. Como el centro de poder está puesto fuera de sí, la consecuencia es: relaciones tortuosas y vínculos tóxicos. El otro/a actúa de forma similar a la dosis de la droga que consume el adicto a sustancias. Cuando hablamos de tratamiento y recuperación adecuada por un lado mencionamos el tratamiento psicoterapéutico, pero también hay una herramienta muy valiosa que son los grupos de autoayuda.
La presencia de un grupo que escucha y acompaña a quienes comparten dolores semejantes, donde no se dan consejos ni se hacen interpretaciones, donde la ayuda que se ofrece es desde la propia experiencia lograda en la recuperación tiene un invalorable efecto curativo logrando recomponer áreas de nuestras vidas que parecían ya perdidas. Y sentir que podemos lograr mitigar de alguna manera el dolor y sufrimiento que nos aqueja no solo el propio sino el del ser humano con el cual compartimos esa experiencia, por lo cual nos comprometemos a nivel personal, grupal, y social creando un compromiso de ser agentes de cambio y bienestar.
El aporte de los que hacen años que concurren a los grupos a los demás integrantes, los testimonios donde se pudieron establecer cambios que sirvieron para mejorar la relación, es un estímulo para continuar explorando juntos. Setrata de transitar por una senda diferente , se trata de hacernos responsables de nuestras propias vidas y no proyectar constantemente en los demás lo errado de nuestras elecciones.
Lic. Martina Ibarrola
mibarrolaoliva@hotmail.com
1563749009..

martinaibarrola: el falso amor

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A menos que accedas a la frecuencia consciente de la presencia, todas las relaciones, y en particular las relaciones íntimas, acabarán fracasando y siendo disfuncionales. Puede que parezcan perfectas durante un tiempo, mientras estás «enamorado», pero esa perfección se altera invariablemente a medida que van produciéndose discusiones, conflictos, insatisfacciones y violencia emocional o incluso física..., momentos de tensión que suceden con creciente frecuencia.
Parece que la mayoría de las «relaciones amorosas» pasan a convertirse muy pronto en relaciones de amor-odio. En ellas, el amor puede dar paso en un abrir y cerrar de ojos a una agresividad salvaje, a sentimientos de hostilidad o a la total ausencia del afecto. Esto se considera normal.
Si en tus relaciones experimentas tanto un sentimiento de «amor» como su opuesto —agresividad, violencia emocional, etc.—, entonces es muy probable que estés confundiendo el apego adictivo del ego con el amor. No puedes amar a tu compañero o compañera un momento y atacarle al siguiente. El verdadero amor no tiene opuesto. Si tu «amor» tiene un opuesto, entonces no es amor, sino la intensa necesidad del ego de una identidad más completa y profunda, necesidad que la otra persona cubre temporalmente. Este es el sustituto de la salvación que propone el ego, y durante un breve episodio parece una verdadera salvación.
Pero llega un momento en que tu pareja deja de actuar de la manera que satisface tus demandas, o más bien las de tu ego. Los sentimientos de miedo, dolor y carencia, que son parte intrínseca del ego pero habían quedado tapados por la «relación amorosa», vuelven a salir a la superficie.
Como en cualquier otra adicción, pasas buenos momentos cuando la droga está disponible, pero, invariablemente, acaba llegando un momento en el que ya no te hace efecto.
Por eso, cuando los sentimientos dolorosos reaparecen los sientes con más intensidad que antes y, lo que es peor, ahora percibes que quien los causa es tu compañero o compañera. Esto significa que los proyectas fuera de ti y atacas al otro con toda la violencia salvaje de tu dolor.
Tu ataque puede despertar el dolor de tu pareja, que posiblemente contraatacará. Llegados a este punto, el ego sigue esperando inconscientemente que su ataque o sus intentos de manipulación sean castigo suficiente para inducir un cambio de conducta en la pareja, de modo que pueda seguir sirviendo de tapadera del dolor.
Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción —alcohol, comida, drogas (legales o ilegales) o una persona—, estás usando algo o a alguien para encubrir tu dolor.
Por eso hay tanto dolor e infelicidad en las relaciones íntimas en cuanto pasa la primera euforia. Las relaciones mismas no son la causa del dolor y de la infelicidad, sino que sacan a la superficie el dolor y la infelicidad que ya están en ti. Todas las adicciones lo hacen. Llega un momento en que la adicción deja de funcionar y sientes el dolor con más intensidad que nunca.
Ésta es la razón por la que la mayoría de la gente siempre está intentando escapar del momento presente y buscar la salvación en el futuro. Si concentrasen su atención en el ahora, lo primero que encontrarían sería su propio dolor, y eso es lo que más temen. ¡Si supieran lo fácil que es acceder ahora al poder de la presencia que disuelve el pasado y su dolor, a la realidad que disuelve la ilusión! ¡Si supieran lo cerca que están de su propia realidad, lo cerca que están de Dios!Eludir las relaciones en un intento de evitar el dolor tampoco soluciona nada. El dolor sigue allí de todos modos. Es más probable que te obliguen a despertar tres relaciones fracasadas en otros tantos años que pasar tres años en una isla desierta o encerrado en tu habitación. Pero si puedes llevar una intensa presencia a tu soledad, eso podría funcionar para ti

jueves, 13 de octubre de 2011

el propio self

                              EL ENCANTADOR INSTINTO DEL SOMETIMIENTO
                              Sostener un vínculo sano con la pareja no es tarea
                              sencilla. Muchas mujeres, en busca de este
                              objetivo, dan "todo" por la pareja, descuidando
                              sus propias necesidades individuales. Así, pierden
                              autenticidad incluso con ellas mismas,
                              desencadenándose una serie de anomalías en su
                              personalidad que podrían ser evitadas.
                              
                                "¿Por qué cuando estoy en pareja sacrifico mi
                                individualidad?".
                                "Me va bien en el trabajo, pero cuando estoy en
                                pareja me vuelvo complaciente, no puedo poner
                                límites y me pierdo a mí misma en la relación".
                                "Luché mucho por conseguir mi independencia
                                económica, pero al estar en pareja no puedo
                                dejar de poner las necesidades de mi pareja en
                                primer lugar y resigno lo que yo necesito".
                                "Pongo tanto esfuerzo en hacer funcionar la
                                relación de pareja que me quedo sin energías y,
                                sin embargo, la relación sigue trabada".
                              Testimonios como estos constituyen unos de los
                              motivos de consulta en psicoterapia por parte de
                              muchas mujeres que, queriendo estar en pareja, no
                              saben cómo amarlo a él sin perderse a si mismas.
                              Independientemente de la edad, profesión y los
                              logros obtenidos en lo laboral, estas mujeres
                              perciben que en el momento de relacionarse con un
                              hombre, empiezan a relegar parte de su vida
                              (social, tiempo para disfrutar a solas, creencias,
                              valores, etc.). Llega un momento en que sienten
                              que se han "mezclado" tanto con sus parejas que,
                              al terminar la relación, tienen la sensación de
                              que han perdido gran parte de sus apoyos
                              individuales y se encuentran con una sensación de
                              vacío, tristeza, confusión y frustración.
                              Salvando las diferencias que caracterizan a cada
                              mujer, hay algunas características comunes a todas
                              ellas:
                                Pasan gran cantidad de tiempo fantaseando con él
                                o con la relación.
                                Tienden a cuestionar o desvalorizar sus propios
                                sentimientos, opiniones, creencias si estos no
                                coinciden con los de él.
                                Se sienten deprimidas o ansiosas cuando no
                                pueden estar con su pareja.
                                Hacen cualquier cosa para que la relación
                                funcione, hasta están dispuestas a cambiarse a
                                sí mismas para complacer a la pareja (aspecto
                                físico, estilo de ropa, alguna conducta en
                                particular, etc.)
                                Se sienten emocionalmente agotadas cuando una
                                relación termina.
                                Optan o fantasean con quedarse sin pareja
                                durante un largo período de tiempo para no
                                volver a recaer en estas conductas.
                              Y acá no es tan importante la clase de hombre con
                              el que la mujer se ha relacionado, ni lo linda,
                              capaz, inteligente que es la mujer. Ella tiene un
                              problema: no puede ser ella misma cuando está en
                              pareja. Tiene la sensación de que ser ella misma y
                              estar en pareja son objetivos excluyentes entre
                              sí.
                              Ante esta situación, algunas mujeres quedan con
                              miedo a formar pareja y prefieren quedarse solas.
                              Otras, intentan la pareja una y otra vez,
                              esperando que el próximo intento resulte mejor que
                              el anterior. Existe también un grupo de mujeres
                              que están en pareja estable y que, tanto han
                              tapado sus necesidades personales, que sienten que
                              es muy difícil cambiar o distanciarse de la
                              relación aunque se sienten desdichadas.
                              Las raíces del problema
                              Están en la infancia. Por lo general, la mujer con
                              este trastorno, proviene de una familia
                              disfuncional, donde la niña aprendió a renegar de
                              sus propias percepciones; a no confiar en sí
                              misma; necesitar mostrar una imagen de "que todo
                              está bien" en la familia, guardando algún secreto
                              sobre algo malo que ocurre en el seno de ésta;
                              negligencia o abandono de uno de los padres o
                              ambos; existencia de conductas compulsivas:
                              drogas, alcohol, gasto o juego compulsivo,
                              obsesión con la sexualidad, celos desmedidos,
                              etc.; que uno de los padres tomen a la niña por
                              confidente, cargándola con sus problemas o
                              infidelidades, provocando sentimientos de
                              vergüenza y pérdida de la autoestima; haber sido
                              sobreprotegida o controlada por un adulto posesivo
                              que no permitió a la niña desarrollar su
                              individualidad. pertenecer a una familia con
                              creencias e ideas extremas sobre la sexualidad, ya
                              sea prohibiendo o falta de límites, etc.
                              ¿Qué se puede hacer?
                              Si bien estas conductas pueden cambiarse en una
                              terapia que apunte a ayudar a la paciente a
                              mantener su identidad o a recuperarla, cuatro
                              pasos son fundamentales y hay que considerar:
                                Aprender a tomarse el tiempo necesario para
                                conocer a un hombre antes de plantear un
                                compromiso. No se puede amar lo que no se conoce
                                bien.
                                 
                                Ser auténtica y no engañarse a una misma. Todos
                                tienen aspectos positivos que quieren mostrar,
                                pero muchas mujeres crecieron con la idea de que
                                ser extremadamente complacientes, decir a todo
                                que sí y anular su propia identidad, es la mejor
                                manera de relacionarse. Sin embargo la excesiva
                                dependencia genera rabia y tarde o temprano
                                habrá peleas en la relación. El hecho de decir
                                la verdad, lo que gusta y lo que no, lo que se
                                espera de una relación, sin fingir, prepara el
                                camino para ser aceptado tal como se es.
                                 
                                Tener vida propia. Amigos, intereses, espacios
                                para disfrutar, tiempo para el cuidado
                                personal... Muchas mujeres sienten que ocuparse
                                de sí mismas es sinónimo de ser "malas" o
                                egoístas. Ser compañeras del varón es sano y
                                positivo; anularse a sí mismas, es algo muy
                                diferente.
                                 
                                Vivir en el presente y la realidad. Una de las
                                grandes dificultades para estar bien en pareja
                                se debe a que las personas quedaron estancadas
                                en el pasado, idealizando un viejo amor o
                                repitiendo en la pareja conductas negativas
                                aprendidas en la infancia. La fantasía es una
                                forma de huir de la realidad, de tapar el dolor
                                y obtener alivio, pero tiene un alto coste
                                emocional.
                              Estos son sólo algunos de los objetivos a lograr.
                              Cada mujer debe transitarlos a su manera y con su
                              propio tiempo. El camino hacia el auto
                              conocimiento y hacia el cambio puede ser muy
                              placentero porque significa llenar un vacío y
                              alcanzar el bienestar en la pareja que nos es tan
                              necesario.
                              
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